Tus metas personales están atadas a tus finanzas, no las ignores

Tus metas personales están atadas a tus finanzas, no las ignores

Tus metas personales están atadas a tus finanzas, no las ignores

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Seamos completamente honestos: ¿qué chiste tiene ahorrar?¿por qué ajustarse el cinturón hoy si no esperas un beneficio mañana? Eso de sufrir como en las telenovelas por dinero  no es vida. La verdadera pregunta que nos deberíamos hacer para empezar a ahorrar es: ¿qué es lo que realmente quiero hacer con mi vida y cuáles son mis metas personales? Es ahí donde la administración de tus finanzas tiene un gran peso.

La razón por la que es necesario sentarse a hacer cuentas, armar un presupuesto y tomar en cuenta el ahorro es saber la forma en la que lograremos financiar nuestras metas, básicamente para hacer nuestros sueños realidad.

Por supuesto que es sano ahorrar para emergencias. La vida da muchas vueltas y está llena de eventualidades: puedes perder tu trabajo, ganarte una beca parcial para estudiar en otro paìs, puedes tener un accidente automovilístico o recibir inesperadamente a un bebé y empezar tu propia familia.

También es importante porque el ahorro permite tomar oportunidades como comprar esa casa que realmente querías a mejor precio porque al dueño le urge venderla, invertir en un instrumento que está en mínimos históricos o entrar a un negocio como el que siempre quisiste emprender.

De la sabiduría de nuestros padres aprendimos la importancia de vivir dentro de nuestras probabilidades para tener estabilidad y tranquilidad, es un principio que siempre es vigente en las finanzas personales. Pero, una cosa es que esa sea una regla básica de equilibrio y otra cosa es que tengas que quedarte eternamente comiendo sopas maruchan para ahorrar.

Lo que muy pocas veces nos dicen, es que nuestras posibilidades son las que se deben ajustar a nuestras metas personales no al revés: hay que encontrar el plan financiero que nos acomode mejor para lograr nuestros objetivos. Puede ir desde gastar menos en esos cafés mañaneros en la oficina, empezar un freelance para generar un ingreso extra, vender algún inmueble con el que cuentes o hasta trabajar horas extra.

Para que una meta realmente se haga realidad debe ser algo tangible, esta es la manera en la que lo puedes lograr:

 

1. Ser específico con las metas personales que nos ponemos:

Decir que el siguiente año nos queremos comprar un departamento o a queremos, salir hacer una maestría a otro país o peor aún, que en cinco años queremos ser millonarios, no sirve de nada si no sabemos los detalles: ¿qué se necesita para comprar un departamento? ¿necesito algún trámite especial para la maestría?¿para mí, qué significa ser rico y cómo lo quiero lograr?

2. Incluir el monto exacto:

Investiga en cuánto te va a salir ese viaje que quieres hacer. Por ejemplo, supongamos que quieres tomarte un año sabático viajando alrededor del mundo, por muy inalcanzable que suene, lo puedes lograr. Piensa que no tendrás ingresos durante un año, por lo tanto tendrías que ahorrar lo suficiente para tener un año completo de tu sueldo. Si tus ingresos totales al mes son de $15,000, al año son $180,000. Si ahorras el 20% mensualmente, lo que equivale a $3,000 al mes,  entonces en 5 años tendrás el total.

Si tienes claro el precio monetario de tu meta, ya tienes claridad, ahora solamente escríbelo en algún lugar donde lo veas a diario para tenerlo siempre presente y te sea más fácil ahorrar. Si no estás seguro de que el precio que tienes es el correcto, ve directo a la fuente de información como  una agencia inmobiliaria o platica con alguien que ya hay logrado hacer lo que tu quieres, como con alguien que ya esté estudiando su maestría en Estados Unidos.

3. Fija una fecha:

No es lo mismo decir “quiero mi propia casa en algún momento de la vida”,que decir: “Para septiembre de 2025 ya junté lo suficiente para dar el enganche de una casa en la colonia más bonita de la ciudad en la que quiero vivir”. Mientras más específica sea la meta mejor.

También puedes tener más de una meta al mismo tiempo, pero los plazos no tienen que ser los mismos:

  1. Corto plazo: puede empezar en este mismo instante y terminar en tres o seis meses. Por ejemplo, si eres recién egresado que todavía vive con sus papás y tienes sueldo de $10,000 mensuales, puedes ahorra la mitad de lo que ganas al mes para que en medio año puedas dar el enganche de tu primer carro.
  2. Mediano plazo: va de uno a tres años. Por ejemplo, las vacaciones de un mes que te quieres regalar en Europa.
  3. Largo plazo: aquí entra cualquier objetivo que tengas a más de tres años como tu retiro, comprar casa, la universidad de tus hijos, la herencia de tus nietos, etc.

 

Piensa en todos los pequeños detalles que le están robando dinero a tus metas metas personales y empieza a hacer un plan que te permita tener la casa que quieres, hacer la maestría o empezar  la empresa que quieres tener, incluso a tu retiro a más temprana edad.