El sector financiero está viviendo una revolución; la tecnología y el deseo de cambio están dirigiéndonos hacia un sistema financiero más incluyente, más flexible y más transparente.
El sector Fintech nos ofrece cada día nuevas posibilidades de acceso: acceso a productos financieros fuera de las instituciones bancarias tradicionales; acceso a información clara e inalterable, acceso a la posibilidad de compartir y hacer pública esta información.
Cuando creamos Glass teníamos el firme objetivo de ofrecer la posibilidad de compartir la información que se desee o se necesite para abrir un camino seguro y fácil en las finanzas personales. También soñamos con crear el puente que permita a las empresas o instituciones facilitar el acceso al manejo transparente de los recursos y finanzas públicas.
Desde entonces hemos trabajado duro para lograrlo, sin embargo pocos días podemos observar intenciones transformándose en acciones abriendo el paso a un horizonte diferente, uno donde la posibilidad de cambio se convierte en hechos. A mediados de octubre por primera vez en la historia de México, un funcionario público puso a disposición de la población sus movimientos financieros a través de Glass.
La Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, aunque vigente desde el 2002 y bienintencionada en principio, no ha sido suficiente para transparentar el manejo de las finanzas públicas. Pero en donde otros instrumentos no han bastado, la tecnología y las ganas de ser mejores están generando cambios. En relación al manejo financiero, el sector Fintech nos da acceso a soluciones que hace unos años eran difíciles de imaginar, y que en poco tiempo se convertirán en el común denominador de las prácticas financieras.
La revolución que se vive actualmente en el sector financiero nos ofrece la posibilidad de cambiar no sólo la forma en la que manejamos y presentamos nuestras finanzas, ha detonado las primeras acciones que nos acercan más a la honestidad y transparencia; a una inclusión financiera más grande, y una prosperidad compartida. Pero ante este nuevo panorama aparecen nuevas interrogantes, ¿cómo ayudamos a las instituciones a alcanzar la transparencia? ¿Qué debemos de hacer para convertir las acciones de un diputado en el estándar del manejo de las finanzas públicas?¿Cómo podemos transformar nuestro deseo de cambio en acciones y comenzar a cambiar?
Es responsabilidad de todos, miembros de la sociedad, organizaciones y dirigentes, dar respuestas a estas preguntas juntos.
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