El consumo en la era moderna representa mucho para las grandes compañías, pues aunque muchos piensen que a la hora de comprar no siguen ningún patrón, lo cierto es que cada uno de nosotros realizamos compras en función de ciertas variables que dependen de factores muy específicos.
Tal vez parezca obvio, pero en realidad es algo más profundo de lo que parece, pues existen muchas razones para que decidamos consumir un producto. Y aunque cada persona tiene su propio comportamiento, existen algunas variables generales que podemos, con toda certeza, exponer como seguras cuando de comprar se trata.
El entorno cultural
Este factor es de suma importancia, pues nuestra cultura determinará la forma en que valoramos la calidad de los productos que, con base en las creencias, las costumbres o los conocimientos adquiridos, analizaremos para una posible compra.
La clase social
Tus ingresos, tu educación, el lugar donde radicas y la calidad de vida determinan tu posición dentro de la sociedad. Esto determina tus valores y tu conducta al consumir y, aunque no necesariamente compras cosas baratas debido a tu clase económica, definitivamente el consumo cambia de una clase social a otra.
Grupos sociales
Ese grupito de amigos con los que te reúnes para jugar videojuegos, ver películas o jugar algún deporte es tu grupo social donde se ejercen influencias mutuas. Ahí existen valores y comportamientos determinados que identifican a los consumidores con su grupo social y eso influye directamente en su forma de consumir. De ahí que los corredores busquen productos relacionados a esa actividad o que los geeks consuman videojuegos.
La familia
Tal vez este sea el núcleo más determinante, pues es el grupo con el que convives desde pequeño. Cada familia es una serie distinta de usos y costumbres e incluso de hábitos de consumo. Por eso, las primeras necesidades y decisiones al consumir serán determinadas por el tipo de familia que tengas.
La personalidad
Aquí es donde posiblemente existen más factores dentro de uno mismo. Bien dicen que cada cabeza es un mundo, ya que, por ejemplo, un consumidor que no sabe qué comprar se comporta de manera completamente diferente a uno que está seguro de lo que quiere. La personalidad es la base del comportamiento.
La motivación
Es eso que lleva al consumidor a realizar una compra, a veces es una necesidad, a veces es un capricho, pero siempre es una fuerza que orilla a pagar por el producto. Puede ser una motivación física, de auto-realización, de comodidad o de presunción, pero sea cual sea, da para distintos comportamientos.
La experiencia
Con base en compras anteriores, un consumidor puede determinar su comportamiento para la siguiente, pues su experiencia determina factores como la fidelidad a una marca o un establecimiento.
Por todo lo anterior, es posible asegurar que tu forma de ser, de pensar y de actuar, influye directamente en la manera en que consumes. Sin embargo, cuando estos factores se mezclan con las distintas personalidades del consumidor es cuando las empresas escuchan “¡bingo!”, pues tienen la fórmula perfecta para aumentar sus ventas.
Hay que recordar que un consumidor es víctima de su propia personalidad, pues ésta determinará los cambios en sus hábitos de consumo tanto para bien como para mal. ¿Ahora entiendes por qué existen muchos sabores de un mismo producto? Exacto, cada uno va dirigido a distintas personalidades. Por ejemplo:
El asertivo
Personas que se mueve por objetivos, personas competitivas que buscan conseguir los resultados esperados por ellos mismos, sin importar lo que tengan que hacer.
Tienen una personalidad muy práctica que no pierde el tiempo con nada, toman decisiones con velocidad por lo que siempre quieren lo que quieren en el momento que lo quieren. Tienen una autoestima muy alta, por lo que no aceptan productos que les hacen notar sus errores.
Ellos consumen productos que ofrecen una imagen profesional y sobria, productos que ofrecen soluciones a sus problemas, pero problemas reales y demostrables. Les gusta que las empresas y compañías que les venden los productos vayan directo al grano.
El amigable
Personas creativas que todo el tiempo están en busca de cosas y experiencias nuevas. Suelen confiar mucho en lo que consumen, por lo que a cambio esperan honestidad y calidad en los productos
Sin embargo, no suelen tomar decisiones de manera veloz, por lo que es común que necesiten la opinión de alguien más para convencerse a la hora de comprar algún producto.
Los productos que tienen suerte con estas personas son las que crean una relación con ellos, por lo que buscan hacerlos sentir cómodos y no sólo obligarnos a comprar y ya. Con ellos, se debe ser muy cuidadoso, no sólo hay que dar información, también hay que ayudarlo en el proceso de compra.
El expresivo
Personas que buscan pertenecer a algún grupo para ser parte de la historia, por lo que no es raro escucharlos hablar de sí mismos cuando ponen un ejemplo de lo que consumen. El típico “a mí me funciona perfecto”.
Son personas que buscan tener contentos a quienes los rodean, buscan tener relaciones y conexiones estables con su entorno, por lo que se dejan llevar totalmente por su intuición.
Son personas que se dejan llevar por las experiencias de los demás y hasta disfrutan ver que al de junto no le funcionó tal o cual producto. Por eso, las marcas no suelen confiar mucho en ellos, pues son consumidores impredecibles.
Son personas que todo el tiempo necesitan crear relaciones cercanas y personales con quienes les venden.
El analítico
Pragmáticos, cuadrados, cerrados. Así son estas personas a las que no les interesan las banalidades, prefieren la lógica y la seriedad.
Todos conocemos a alguien que antes de comprar algo investiga todos los detalles del producto, busca datos, reviews, unboxings y cualquier tipo de información que le pueda servir a tomar una mejor decisión.
No suelen tomar decisiones rápidas, pues les gusta analizar cada punto a favor y en contra. Incluso, una vez que ya adquirieron algún producto, leen el manual por completo para tener toda la información posible.
Si eres de los que necesita tener toda la información acerca del producto que comprarás o si te enoja que las marcas no cumplan lo que prometen en el empaque, definitivamente eres un consumidor analítico.
Al cliente lo que pida
A estas alturas ya no está claro si el cliente exige a la marca o si la marca impone su producto al cliente. Pero es evidente que las marcas siguen tomando en cuenta la personalidad de sus consumidores, aunque muchas veces no es porque se preocupen por satisfacerlos, sino porque quieren asegurar las ganancias.
Al parecer, es una situación ganar-ganar, pues la marca lanza, por ejemplo, distintos sabores de un mismo producto sabiendo que habrá personas específicas que consumirán cada sabor. Así, la marca asegura ganancias y cada sector de consumo queda satisfecho.
La próxima vez que vayas a realizar una compra, ten por seguro que no es casualidad, pues todos los factores que te acabamos de contar ya pasaron por tu mente en tan sólo milésimas de segundo.
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