El fanatismo por una marca puede ser muy costoso

El fanatismo por una marca puede ser muy costoso

El fanatismo por una marca puede ser muy costoso

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Todo en exceso es malo, sobre todo cuando se trata de desembolsar dinero. Existen muchas adicciones, pero una de las más destructivas económicamente hablando es la adicción a las marcas.

La gente puede ser adicta a juego, al deporte, a las drogas e, incluso, a una persona, pero hoy existen ciertos comportamientos de la sociedad que, o son provocados por las marcas, o ya son nuestros y ellas los aprovechan. Estamos hablando de la adicción a una marca o empresa. No necesariamente es malo, pero tampoco es necesariamente bueno, pues existe una delgada línea entre la fidelidad o lealtad, y una adicción.

Fidelidad a una marca

La fidelidad a una marca está relacionada con la actitud y el comportamiento que el usuario emite para repetir la compra. Es decir, se considera fiel a un consumidor que tiene sentimientos y emociones favorables hacia una marca en específico.

Actualmente, tenemos un mundo tan inmerso en la era digital y la mercadotecnia que ya es muy sencillo conocer distintas marcas y productos. Sin embargo, a pesar de las grandes telecomunicaciones, según un estudio de Nielsen, el 60% de los consumidores a nivel mundial con acceso a internet prefiere comprar productos de marcas ya conocidas que probar con una nueva.

Adicción a una marca

La adicción a una marca sucede cuando el consumidor adquiere el producto por el simple hecho de ser de esa marca, por lo que lo adquiere a toda costa, sin importar el precio, los beneficios, la durabilidad o cualquier otro factor que repercuta en la calidad del consumo y su economía personal.

Un ejemplo claro es cuando sale un nuevo iPhone (que cada vez son más caros) y la gente lo compra sin importar las características o el costo. Los consumidores realizan la compra sólo porque quieren tener el nuevo gadget de la manzanita porque así lo dicta la tendencia.

La estrategia de las marcas

En la guerra, en el amor y en la publicidad todo se vale, por eso las marcas crean productos con el fin de conectar con la mente de sus consumidores. Así se logra una comunidad que coincide en la necesidad de adquirir esos productos. Por eso la publicidad es tan importante para las marcas, quienes invierten tanto en sus spots y sus estrategias, pues de ello depende la percepción que la gente tiene de sus productos, lo que les da o no reputación, así como la buena o mala relación con sus clientes.

Y entonces llega la adicción

Si todo lo anterior sale bien, entonces la marca se hace exitosa, pues comienza a meterse en la vida del consumidor y cuando éste menos lo espera, cobra significado. El sociólogo Joan Costa en el libro Rebelión de las marcas afirma que si una marca no significa nada para alguien, entonces está muerta.

Es ahí cuando surge la adicción a la marca, que es un paso clave para el éxito de un producto.

Volviendo al ejemplo del iPhone, Apple siempre fue una marca innovadora que con el paso de los años se fue ganando una reputación y un prestigio como pocas debido a que no sólo lanzaba nuevos productos, sino que en cada lanzamiento el cliente descubre una nueva necesidad que nunca imaginó tener. Apple nos trajo un nuevo sistema operativo para los ordenadores, una nueva manera de escuchar música, un nuevo diseño en computadoras portátiles, una nueva manera de transportar la información y una nueva forma de consumir música.

En México, la marca ha sido reconocida durante muchos años como la marca elite que se posiciona en el primer lugar en producción de smartphones. En 2014, la penetración de estos dispositivos en nuestro país era del 49.2% de la población. Esto quiere decir que 35.6 millones de personas cuentan con un teléfono inteligente, según cifras de El Financiero.

Sin embargo, sólo 5 millones lo tiene asociado a un plan de datos de post pago, o sea que el 85.9% de los mexicanos usa una red WiFi para navegar en internet desde su teléfono. Esto nos deja claro que en México preferimos tener el último modelo de iPhone, pues nos da prestigio, aunque no lo podamos usar todo el tiempo para revisar redes sociales.

 

Eso es adicción a la marca

En una encuesta realizada por el medio antes citado, se revela que el 18.5% de los mexicanos que compra un teléfono se inclina por el iPhone, a pesar de los altos costos. Actualmente, el iPhone 7 Plus cuesta $22,899 sin plan de pospago.

Si además del teléfono, un mexicano se quiere comprar un iPad, tendrá que desembolsar $18,999 por el de 12.9 pulgadas de 64GB, lo que nos da un total de $41,898, sin contar un ordenador de Apple que puede costar hasta más de $50,000.

Si se realizaran estas mismas compras, pero con marcas de menos renombre y apelando a una buena calidad en los productos, el costo sería menor. Por ejemplo, un Huawei P10 Plus de 64GB tiene un costo aproximado de $15, 300. La Galaxy Tab cuesta alrededor de $3, 600, con una pantalla de 9.6 pulgadas. Esto representa un ahorro de casi $23,000 en comparación a los productos de Apple.

El punto no es satanizar a los adictos a una marca, pues el prestigio puede ser sinónimo de garantía. Pero cuando las posibilidades económicas no dan para sostener esa adicción y las capacidades mentales no dan para reconocerlo, el problema se agrava.

 

Como mencionamos al inicio del artículo, todo en exceso es malo y ser adicto a una marca puede costarte mucho dinero que bien podrías invertir en algo mucho más beneficioso para ti y tu familia.

Tener todo de la misma marca te da cierto status, pero comprar con inteligencia te da paz y tranquilidad, lo que de inmediato se convierte en felicidad.